Una poderosa tormenta azota desde primera hora de la mañana el noreste de Estados Unidos con rachas de viento huracanadas de hasta 110 kilómetros por hora, fuertes lluvias y copiosas nevadas en el interior de la región. El asalto, que empezó a tomar cuerpo la pasada noche, durará hasta bien entrada la madrugada del sábado. Cientos de vuelos tuvieron que ser cancelados porque los aeropuertos locales están prácticamente cerrados.
El “ciclón bomba” va a afectar a su paso a 80 millones de personas. Es un evento meteorológico extremo muy similar al que ya azotó la región el pasado mes de enero, pero esta vez las temperaturas son más altas. Los vecinos que están en la línea de costa ya han sido advertidos de que pueden sufrir inundaciones por el fuerte oleaje. En las zonas más elevadas al norte de la región el problema es la nieve, que puede llegar a acumularse hasta 30 centímetros.