Los milenials son el segmento de edad derrotado en las últimas elecciones. No ganan una. Su temperamento frío y abstencionista ha provocado que las grandes decisiones políticas a nivel mundial queden en manos de aquellos que tienen más de 40 años. Primero fue el Brexit: los jóvenes británicos, marcadamente europeístas, no pudieron con los adultos ingleses que recelaron de Bruselas. Luego tuvimos a Trump. Losmilenials se lanzaron a impulsar a Bernie Sanders y después a Hillary Clinton. Y, sin embargo, Donald Trump es presidente de los Estados Unidos con el voto mayoritario de los trabajadores blancos mayores a 50 años. Y qué decir de España donde Podemos no superó el tercer lugar o los países latinoamericanos en donde los Milenials no han podido encumbrar a sus candidatos.
Hay quien cree que en el mundo la batalla política está más centrada en las diferencias entre milenials y mayores de 50 años, que entre izquierda y derecha, liberales o conservadores. Es decir, que existe un cisma ideológico entre lo que piensan estos segmentos etarios. Es difícil llegar a una conclusión así, incluso considerar que los jóvenes son más antisistema que los más mayores. Por ejemplo, en Reino Unido quien apoyaba el estatus quo-o en Francia con Macron-eran precisamente los milenials. Sin embargo, lo que revelan buena parte de las democracias en el mundo es que hay una distancia, cada vez mayor, entre lo que piensa un o una joven de 25 años, y las ideas que caracterizan a una persona que nació antes de los ochenta. ¿En México veremos lo mismo en la elección del primero de julio?
Milenial es todo aquel que nació a partir de 1980. Es decir, quien tiene menos de 38 años. Esto quiere decir que es una generación entera que vivió en democracia. Losmilenials más veteranos votaron por primera vez para decidir si el PRI se quedaba en Los Pinos luego de siete décadas y, lo que dicen los estudios de aquel tiempo, es que sufragaron mayoritariamente por Vicente Fox-y algunos por Cuauhtémoc Cárdenas. Son mexicanos que se politizaron con el IFE, la Ciudad de México gobernada por la izquierda, un Congreso dividido y la irrupción del Zapatismo. No vivieron en la “época gloriosa” del partidazo y el autoritarismo. De acuerdo con el padrón electoral, 43 millones 366 mil 431 mexicanos, con posibilidad de votar, son milenials. Estamos hablando del 50.5% del total de electorales.
Es un lugar común decir que los milenials definirán la elección del primero de julio. Si atendemos a los antecedentes, podemos decir que no. De acuerdo con los datos de las encuestas de salida que se publican desde 2006, los jóvenes son el segmento más abstencionista. Casi 15 puntos por debajo del promedio de participación. Así pasó con el Brexit y en la elección de Trump: los milenials no salieron a votar y ocurrió lo impensado.
En este momento, en México, los Milenials se están inclinando a votar por Andrés Manuel López Obrador. Si revisamos los datos publicados por El Financiero, nos daremos cuenta que el tabasqueño supera en 22 puntos a Ricardo Anaya y en casi 40 a José Antonio Meade en este segmento de votantes. Y son marcadamente antipriistas: solamente el 12% tacharía la boleta a favor del tricolor. Y en los negativos, la mitad nunca votaría por José Antonio Meade. De la misma forma, si contrastamos estos datos con las encuestas de popularidad de Enrique Peña Nieto, notaremos que los milenials es el segmento de la población que más rechaza la labor del actual Presidente. No fue coincidencia que la mayor oposición a Peña Nieto en 2012 fuera de los jóvenes estudiantes que veían en el priista a una imposición de las televisoras. El “Yo Soy 132” fue la primera reacción milenial frente al sistema.
Hay distintas razones que explican la seducción que siente una mayoría de milenials por López Obrador. La primera no tienen miedo a romper con lo establecido. Los milenials suelen apostar por opciones que rompen con el estatus quo, pero descartando rupturistas que se mueven entre la xenofobia y el racismo. Por ello, el fanatismo del milenial por Pablo Iglesias o Bernie Sanders, y no por Marine Le Pen o Geert Wilders. Es una generación que no tiene miedo al cambio, lo vive todo el tiempo. Conceptos como estabilidad, tranquilidad o certidumbre no les hacen sentido. Por el contrario, les produce aburrimiento y hastío. La campaña de miedo contra López Obrador difícilmente tendrá éxito en este segmento de electores.
Segunda, la estética. Los milenials entienden la política con criterios profundamente estéticos. Les gustan los símbolos. Pertenecer a algo que les dote de identidad. Por eso Podemos estalló con tanta fuerza. Por eso ser un “Bernie Bro” significaba más que ser de derecha o de izquierda e incluso los había en México. Por eso, el árbol de los Wikis se viralizó como si se tratara de la hoz y el martillo. López Obrador sabe conectar a través de la estética, los símbolos y el sentido común, algo que no han podido hacer ni Meade ni Anaya. La esperanza como símbolo. O citando al analista político Javier Tello: “Anaya comete un error pensando que puede vender esperanza a través de la tecnología”. La esperanza, el cambio o el sentido son conceptos políticos y no i phones o tabletas.
En tercer lugar, los movimientos políticos que cautivan a los milenials son aquellos que entienden que el mundo se mueve hacia identidades políticas líquidas y no se quedan atrapados en las grandes y rígidas ideologías del pasado. Estamos en un mundo ideológico, pero no en aquél en donde las ideologías eran camisas de fuerza inexpugnables. Ahora, las coordenadas ideológicas se han movido y, en muchas ocasiones, identidades como el apartidismo, los excluidos, los de abajo, tienen más potencia que el neoliberalismo o el socialismo. Las coordenadas ideológicas se han movido y los jóvenes son el primer receptáculo de eso.
Y, cuarto, López Obrador ha entendido mejor las redes sociales que sus adversarios.Bajo cualquier herramienta de medición que usted desee utilizar, los resultados son claros: López Obrador tiene más engagement que sus competidores y su equipo de estrategia digital sabe entender a qué nicho de electores le quiere llegar. Sabe producir videos, memes, debates, propuestas e interacciones que rompen, por completo, con el acartonamiento de Meade y Anaya. Éste último comenzó su campaña con un hackatón que no emocionó ni a los jóvenes que opinaban en las redes sociales. Incluso, el tabasqueño ha entendido mejor que el milenial es esencialmente un elector apartidista.
Más que un debate sobre el pasado o el futuro, el milenial mexicano votará en clave de ruptura, algo parecido a lo que hicieron los demócratas con Sanders o los británicos con Jeremy Corbyn. El cliché sobre el joven que sólo le interesa el Smart Phone o la tecnología es sólo eso: un lugar común. El milenial no le pide eso a la política. Está claro, el votante menor a 38 años será fundamental para decidir la elección, sí y, sólo sí, se quita la flojera y sale a votar.
fuente: el informador
Enrique Toussaint