El rey Carlos III encabezó el domingo una ceremonia nacional en honor a quienes han muerto sirviendo al Reino Unido, un evento que transcurrió sin incidentes a pesar de los temores de que las tensiones en torno a la guerra entre Israel y Hamás pudieran interrumpir el acto.
El Servicio de Policía Metropolitana de Londres desplegó más del doble del número habitual de agentes para salvaguardar el evento y montó una guardia las 24 horas alrededor del monumento nacional a los caídos en guerras, conocido como el Cenotafio, para asegurarse de que no fuera desfigurado.
El acto anual, durante el cual miles de veteranos militares desfilan frente al Cenotafio, se llevó a cabo después de una semana de debate sobre los exhortos a cancelar una marcha masiva propalestina el sábado por respeto a los eventos conmemorativos del fin de semana. Si bien la marcha fue en gran medida pacífica, la policía se enfrentó con contramanifestantes de ultraderecha que intentaron interrumpirla.
La policía arrestó el sábado a unas 120 personas. Las describieron en su mayoría como “hooligans” del fútbol de todo el Reino Unido que pasaron el día enfrentándose a los agentes que intentaban mantenerlos alejados de la marcha. Nueve agentes resultaron heridos, entre ellos dos que tuvieron que ser hospitalizados.
“Los acontecimientos recientes han servido como un crudo recordatorio de que no podemos dar por sentada la paz bajo la que vivimos y que obtuvimos con tanto esfuerzo, razón por la cual tengo el honor de depositar una ofrenda floral en nombre de la nación en memoria de todos aquellos que han perdido la vida defendiendo nuestro país y los valores que tanto nos unen”, dijo el primer ministro Rishi Sunak en una declaración preparada. “Estoy decidido a garantizar que nunca olvidemos el máximo sacrificio que ellos han hecho”.
La ceremonia del domingo, un evento central en el calendario nacional, transcurrió sin incidentes.