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Qué es y cómo se corrige el prognatismo mandibular

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La palabra «prognatismo» proviene del griego «pro», que significa «hacia delante», y «gnathos», que quiere decir «mandíbula». Este trastorno también es conocido como «maloclusión de clase III esquelética».

Como ya te contamos, se trata de la extensión o protrusión del maxilar inferior hacia adelante. Este adelantamiento provoca que el mentón sobresalga de manera excesiva y notable en el rostro. A menudo, esto se debe a un crecimiento excesivo del maxilar inferior.

No obstante, también puede originarse por la falta de desarrollo del hueso superior que se ubica muy por detrás. Es así que las piezas dentarias de arriba y de abajo no pueden relacionarse de manera adecuada.

¿Qué es el prognatismo mandibular?
Para diagnosticar el prognatismo mandibular, el odontólogo sugiere pruebas como las radiografías dentales.

Causas de prognatismo mandibular

El origen más común del prognatismo mandibular suele ser de tipo genético y hereditario. Es frecuente que las personas que nacen con el maxilar inferior más grande tengan parientes con el mismo problema.

Por eso, si existe el antecedente en la familia, es importante llevar a los niños al odontólogo y  al ortodoncista desde edades tempranas. De esta manera, será posible detectar el problema para abordarlo de manera precoz.

De todos modos, hay situaciones externas que pueden favorecer la aparición de esta condición. La pérdida prematura de los dientes de leche es un ejemplo. La hipertrofia de amígdalas o adenoides y la respiración bucal son otros factores que aumentan las posibilidades de sufrir prognatismo.

Ciertas veces, también puede ser un síntoma más de otras enfermedades sistémicas. La acromegalia, por ejemplo, es un trastorno en el que hay una excesiva producción de hormona del crecimiento y la mandíbula suele ser más grande.

Los pacientes con síndrome de Down y otros trastornos más raros, como el síndrome de Crouzon, el de nevus y condiciones como la acrodisostosis, también cursan con prognatismo mandibular.

Síntomas

La característica más notable del prognatismo mandibular es el mentón salido hacia adelante. Pero este trastorno genera varios síntomas más, como los siguientes:

  • Maloclusión: la incorrecta relación de los maxilares entre sí afecta la mordida y la posición de las piezas dentarias en la boca. Los dientes de la arcada inferior cierran por fuera y delante de los superiores. A veces se puede generar una mordida abierta, cuando el paciente no logra ocluir.
  • Alteración de las funciones orales: el paciente con prognatismo mandibular tiene inconvenientes a la hora de morder, masticar, comer y hablar. Problemas de dicción, como el ceceo, tienden a ser frecuentes.
  • Problemas en la articulación temporomandibular.
  • Dolores de cabeza frecuentes.
  • Problemas estéticos: el mentón pronunciado puede significar un inconveniente estético para algunas personas que no se sienten a gusto con su aspecto. Esto puede llevar a sufrir sensaciones de inseguridad, baja autoestima y dificultades a la hora de relacionarse.

¿Cómo se diagnostica el prognatismo mandibular?

El diagnóstico de prognatismo mandibular lo suele sospechar el odontólogo y lo confirma el ortodoncista. Cuando el dentista general descubre signos de este padecimiento, hace la derivación oportuna con el especialista para la resolución del problema.

El examen físico y los datos de la historia clínica —como los antecedentes familiares y ciertos hábitos orales— cobran importancia a la hora de arribar al diagnóstico. Pero además, son necesarios otros recursos que ayudan al profesional a confirmarlo.

Las radiografías dentales y las de cráneo, como la ortopantomografía y la cefalometría, contribuyen a estudiar el problema. Las fotografías intra y extra orales también aportan información valiosa.

Las impresiones de la mordida y la obtención de un modelo de yeso de estudio completan el proceso de diagnóstico. A partir de esto, el profesional puede planificar el tratamiento más adecuado para cada paciente en particular.

Si el prognatismo mandibular es causado por una afección médica subyacente, el odontólogo puede sugerir un tratamiento oportuno para esa afección con el especialista adecuado.

¿Cómo es su tratamiento?

Las alternativas terapéuticas a la hora de abordar un problema de oclusión de clase III esquelética dependen de la edad del paciente. No es lo mismo tratarlo en un niño o en un adolescente —cuyos huesos aún no han terminado de crecer— que en un adulto que ya completó dicho proceso formativo.

Cuando el tratamiento se realiza durante la infancia es menos invasivo y más conservador. Además, evita que se prolonguen en el tiempo los síntomas de esta dolencia y sus efectos funcionales, estéticos y psicológicos.

Por esta razón, se recomienda llevar a los niños al odontopediatra desde el primer año de vida y realizar una consulta con el ortodoncista entre los 6 y los 7 años, o antes si el dentista así lo sugiere, para realizar una evaluación de la mordida.

Comenzar el tratamiento en la niñez, tan pronto como se detecten las primeras señales, es mucho más beneficioso. Pero debes saber que también existen alternativas terapéuticas para los adultos. A continuación te contamos cómo se resuelve el problema en ambos grupos etarios.

Tratamiento del prognatismo mandibular en los niños

Durante la niñez y la adolescencia es posible corregir el crecimiento aumentado de los maxilares. En esta etapa se puede aprovechar el hecho de que la formación del hueso todavía está activa. Así se promueve el avance del maxilar superior o se frena el adelantamiento del inferior en busca de una relación armónica.

Para esto se recurre a la ortodoncia interceptiva, un procedimiento que actúa sobre el crecimiento de las bases óseas en edades muy tempranas. En el caso del prognatismo mandibular se usan aparatos expansores para estimular el desarrollo del maxilar superior.

También mentoneras y máscaras de ortodoncia que ralentizan el crecimiento de la mandíbula. Una vez realizados estos procedimientos, puede ser necesario complementar con un tratamiento de ortodoncia correctiva para mejorar la alineación dentaria. Cuando los huesos tienen la posición adecuada, se corrigen las malposiciones de los dientes para lograr una buena mordida.

Tratamiento del prognatismo mandibular en pacientes adultos

En el caso de los pacientes adultos, en los que el crecimiento de los huesos ya ha finalizado y el prognatismo mandibular ya se ha establecido, la terapéutica es más compleja. Si este es tu caso, no debes desanimarte porque es posible lograr buenos resultados.

En los casos leves se puede optar por un tratamiento de ortodoncia para corregir la desalineación de los dientes. Esto puede mejorar la mordida, el aspecto de la sonrisa y la relación de los elementos de arriba con los de abajo. No obstante, no cambia el aspecto del rostro y no siempre está indicado.

En situaciones más graves, cuando los problemas funcionales y estéticos son muy evidentes, es necesario combinar un tratamiento de ortodoncia con cirugía ortognática.

Esta última es un tipo de cirugía maxilofacial que permite recuperar la simetría y la armonía del rostro al colocar los huesos maxilares en su lugar.

Cirugía ortognática para corregir el prognatismo mandibular

Antes de someter al paciente a dicha intervención, es necesario realizar distintos estudios morfológicos y estéticos con radiografías y fotografías. Esto ayuda a planificar, a considerar los aspectos que se deben corregir y a determinar las técnicas más adecuadas.

Además, permite mostrar al paciente el posible resultado, lo que facilita que acepte el cambio y resuelva las dudas y temores asociadas antes del procedimiento. De todos modos, previo a esto, es necesario llevar ortodoncia por un tiempo.

Con ello, la situación bucal se vuelve más favorable para la intervención. En particular, se logran posicionar las piezas dentarias en las zonas más convenientes. 

La cirugía se realiza en un quirófano y bajo anestesia general, por lo que requiere hospitalización. Está a cargo de un equipo multidisciplinario, en el que el cirujano maxilofacial cumple un rol primordial. La duración del procedimiento puede llevar alrededor de 2 horas, aunque esto depende de la complejidad del caso.

El proceso se hace a través de la cavidad oral, por lo que no habrá ninguna cicatriz visible en el rostro. Según el tipo de prognatismo mandibular del paciente, se movilizará el maxilar superior, el inferior o ambos huesos.

El cirujano realiza una osteotomía del maxilar, que consiste en fracturarlo y colocarlo hacia atrás. Si es necesario, se retira hueso que haya en exceso. Y para mantener los dos fragmentos óseos unidos se fijan con placas de titanio y clavos.

Este tipo de cirugía solo es posible realizarla una vez que ya ha culminado el crecimiento del paciente. En el caso de las niñas, esto suele ocurrir alrededor de los 16 años; en los niños, entre los 17 y los 18. De todos modos, esto depende de cada persona en particular.

Cirugía ortognática para corregir el prognatismo mandibular
La cirugía correctiva mejora la estética del rostro en los pacientes con prognatismo mandibular.

¿Qué sucede luego de la cirugía correctiva de la mandíbula?

Luego de la cirugía es necesario seguir ciertos cuidados para favorecer la recuperación de los tejidos y evitar las complicaciones. Será necesario llevar una dieta líquida y luego blanda para evitar movilizar la mandíbula mientras cicatriza.

El cirujano indicará medicamentos para el dolor y para evitar infecciones. También sugerirá reposo de 1 a 3 semanas. No será conveniente hacer esfuerzos, ejercicios ni fumar.

Una vez pasado el tiempo de recuperación, puede ser necesario volver a usar ortodoncia por un período. Con los aparatos se podrán posicionar las piezas dentarias en la ubicación adecuada para lograr la sonrisa buscada.

¿Se puede prevenir el prognatismo?

Cuando el prognatismo mandibular se debe a cuestiones hereditarias o genéticas, o es parte de algún síndrome, no es posible prevenirlo. Pero sí se puede actuar sobre los factores externos que favorecen a la aparición de este trastorno.

Los padres, por ejemplo, cumplen un rol fundamental a la hora de cuidar la boca de los niños y así evitar la pérdida de las piezas de leche antes de tiempo. Detectar y controlar hábitos nocivos (como la respiración bucal) y buscar una solución a tiempo también es parte de la prevención.

Las consultas odontológicas desde edades tempranas y frecuentes también permiten detectar cualquier problema en la boca a tiempo; incluso, cuando parece que todo marcha bien. Acudir al dentista es una acción sencilla, pero a la vez fundamental, a la hora de evitar problemas mayores en el futuro.

fuente: mejorconsalud

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