Un estudio revela que el vino blanco puede hacer que el té negro 

Tener una sonrisa blanca y reluciente es el sueño de muchas personas, pero no siempre es fácil de lograr. El color de los dientes depende de su tono intrínseco, influenciado por los genes y la edad, y de las manchas que se producen por el consumo de ciertos alimentos y bebidas, así como por el tabaco, los medicamentos y las bacterias.

Un estudio realizado por Mark Wolff, de la Universidad de Nueva York, mostró que algunos alimentos y bebidas pueden dejar más manchas en los dientes que otros, y que incluso pueden potenciar el efecto de otros agentes. El experimento consistió en sumergir los dientes de las vacas, que tienen una superficie más grande que los humanos, durante una hora en té negro, vino tinto y vino blanco,

El color de los dientes depende de factores genéticos

El resultado fue que el vino tinto fue el que dejó las manchas más fuertes, pero el té negro solo manchó los dientes si se había consumido vino blanco antes. Esto se debe a que el vino blanco tiene un contenido ácido que hace que el esmalte se vuelva más poroso y permita que el té deje su marca.

Alimentos y bebidas manchan más los dientes

Otros alimentos y bebidas que pueden manchar los dientes son el café, el chocolate, las salsas a base de tomate, los dulces, la cúrcuma, la remolacha y las bayas. Estos productos contienen compuestos coloreados llamados cromógenos, que se adhieren al esmalte y lo oscurecen.

Además de las manchas, los dientes también pueden cambiar de color por el desgaste del esmalte, que es la capa más externa y blanca de los dientes. Con el paso del tiempo, el esmalte se va erosionando y deja al descubierto la dentina, que es la capa interna y amarillenta de los dientes. La dentina también puede oscurecerse por la exposición a los alimentos y las bebidas.

Para prevenir o reducir las manchas y el cambio de color de los dientes, se recomienda mantener una buena higiene bucal, cepillarse los dientes después de cada comida, usar hilo dental y enjuague bucal, evitar el tabaco y los medicamentos que puedan afectar el color de los dientes, y visitar al dentista regularmente.

También se puede recurrir a tratamientos de blanqueamiento dental, que pueden ser caseros o profesionales, pero siempre bajo la supervisión de un especialista. Estos tratamientos suelen consistir en aplicar agentes blanqueadores, como el peróxido de hidrógeno o el peróxido de carbamida, que penetran en el esmalte y la dentina y eliminan las manchas.

Sin embargo, estos tratamientos no son permanentes y pueden tener efectos secundarios, como sensibilidad dental, irritación de las encías o daño en el esmalte. Por eso, es importante consultar con el dentista antes de someterse a un blanqueamiento dental y seguir sus indicaciones.

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