El secretario de Estado estadounidense Antony Blinken llevó el domingo su empeño diplomático sobre la guerra entre Israel y Hamás a la Cisjordania ocupada, donde trató de garantizarle al presidente palestino Mahmud Abás que Washington intensifica sus iniciativas para tratar de aliviar el sufrimiento de civiles en Gaza, e insistió en que los palestinos deben tener voz en lo que le depare al territorio al finalizar el conflicto.
Posteriormente Blinken voló a Bagdad para conversar con el primer ministro iraquí Mohammed Shia al Sudani, en un momento en que los efectivos estadounidenses en la región enfrentan una ola de ataques por parte de milicias proiraníes en Irak y en otras partes. Las fuerzas de Estados Unidos interceptaron otro dron que iba a atacar a soldados estadounidenses y de la coalición cerca de una base en la vecina Siria, dijo un funcionario estadounidense.
El máximo diplomático del gobierno del presidente Joe Biden viajó a la ciudad de Ramala, en Cisjordania, a bordo de una caravana blindada y bajo estrictas medidas de seguridad. Fue el tercer día de su gira diplomática, con la que intenta limitar las desestabilizadoras consecuencias de la guerra y sobreponerse a lo que ha sido una negativa del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu a sopesar la propuesta de Washington de implementar pausas intermitentes en su ofensiva contra Hamás con el fin de permitir el ingreso de ayuda vital para los civiles en Gaza.
Netanyahu rechazó el viernes la presión de Estados Unidos para que comience a implementar pausas en los combates, asegurando que no habrá una tregua temporal hasta que Hamás libere a los cerca de 240 rehenes extranjeros que mantiene cautivos.
“Esto es un proceso”, dijo Blinken a los reporteros el domingo. “Israel ha planteado preguntas importantes sobre cómo funcionarían las pausas humanitarias. Tenemos que responder a esas preguntas”, incluido el cómo afectarían esas pausas a los rehenes de Hamás. “Estamos trabajando exactamente en eso”.
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El gobierno de Biden, si bien sigue siendo el defensor más firme de la respuesta militar de Israel a los ataques de Hamás del 7 de octubre, intenta cada vez más usar la influencia que tiene sobre el gobierno israelí para tratar de atenuar los efectos del asedio total que ha impuesto Israel durante varias semanas y los incesantes ataques terrestres, aéreos y marítimos sobre Gaza, donde residen aproximadamente 2,3 millones de civiles.
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La reunión de Blinken con Abás en Cisjordania se llevó a cabo el mismo día en que aeronaves israelíes bombardearon dos campamentos de refugiados en Gaza, provocando la muerte de al menos 53 personas, según las autoridades de salud de Gaza. Un reportero de The Associated Press vio que los cadáveres de ocho niños fueron trasladados a un hospital cercano después de uno de esos ataques. Las fuerzas armadas israelíes anunciaron que sus elementos habían logrado dividir con éxito la Franja de Gaza en dos partes, antes de una anticipada intensificación de la ofensiva sobre blancos de Hamás en el norte del territorio.
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Al correrse la voz sobre la llegada de Blinken a Ramala, los palestinos salieron a manifestarse en contra del apoyo de Estados Unidos a Israel en la guerra. Los inconformes sostuvieron pancartas que mostraban sangre chorreando y tenían mensajes como este: “Blinken, la sangre está en tus manos”.
Ni Blinken ni Abás hicieron declaraciones públicas después de saludarse frente a las cámaras, y su encuentro concluyó sin comentarios a la prensa.
La Autoridad Palestina gobierna zonas semiautónomas de la Cisjordania ocupada por Israel. No ha sido un factor de peso en la Franja de Gaza desde 2007, cuando Hamás se apoderó del control del territorio después de ganar las elecciones el año previo. El mismo Abás es impopular entre los palestinos.