Cuba intenta resistir entre ciclones y terremotos
Cuba enfrenta una crisis tras el paso del huracán Rafael el 6 de noviembre, que devastó la región occidental, colapsando el sistema eléctrico y dejando sin luz otra vez a los 10 millones de habitantes del país. La situación se agrava con los efectos de dos terremotos y del ciclón Óscar de hace tres semanas.
Rafael tocó tierra alrededor de las 4:20 de la tarde del miércoles 6 cerca de Playa Majana, al sur de la provincia de Artemisa, con categoría 3 de 5, según la escala de Saffir-Simpson. En dos horas, el vórtice de la tormenta atravesó la provincia y salió por el norte. Las secuelas de su paso todavía perduran.
Colindante al oeste y sur de La Habana y con 465 000 habitantes, Artemisa aún permanece en penumbras. Según la última actualización de las autoridades, apenas 2 % de los clientes tenía servicio eléctrico, lo cual afecta también el bombeo de agua, mientras que los servicios de telefonía aún no alcanzan la mitad de su capacidad original.
Anay Armas Roque, residente de la homónima ciudad cabecera de esa provincia, a unos 60 kilómetros de La Habana, cuando dialogó con IPS el sábado 9, que todavía no tenía agua, electricidad y cocinaba con ramas que encontraba por la calle los pocos alimentos que le quedaba, tras haber perdido el techo de su casa por el evento climatológico.
Unos vecinos la ayudaron a recolocar el techo de tejas de fibrocemento, pero es una solución temporal, pues cuando llueve, el agua se filtra por las roturas de la caída.
“Cada vez que pasa un aire, se lleva el techo porque está en malas condiciones. Realmente, estoy en ‘blanco (sin dinero)’, no tengo manera de resolver ese problema”, dijo.
“Después del ciclón, todos los vecinos salimos y entre todos nos pusimos a trabajar para recuperarnos un poquito. Como pudiéramos”: Marisleydi Batista.
Las falta de electricidad todavía persiste en las provincias occidentales de Pinar del Río –al extremo oeste de la isla–, Mayabeque –colindante al este y sur de la capital– y algunos barrios de La Habana, urbe en la que cerca de 500 000 personas aún no tienen, a su vez, abasto de agua.
La ausencia de servicios básicos durante varios días ocasionó protestas en varias localidades del país.
La Fiscalía General de Cuba informó que grupos de personas de La Habana, Mayabeque y Ciego de Ávila –en el centro del país– fueron detenidos y encarcelados por, entre otros motivos, “agresión hacia autoridades e inspectores de los territorios que han provocado lesiones y alteraciones del orden”.
Derrumbes y daños
El día del paso del huracán, entre las seis y siete de la tarde, en la dirección de Consulado y Refugios, en el municipio capitalino de Centro Habana, una pared de un edificio en ruinas cayó y destruyó por completo la casa de Jorge Kenny Zamora, de 38 años, quien no se encontraba allí en ese momento, a sabiendas de que algo así podría suceder.
“Perdí mi ropa, el refrigerador, la lavadora, no tengo nada. Desde hace 9 años, llevo reportando para que demuelan el edificio, y jamás lo han resuelto”, dijo a IPS
Los escombros también destruyeron tuberías de gas y provocaron que varios vecinos, además de no tener electricidad y agua, tampoco pudieran cocinar.
En La Habana ocurrieron unos 460 derrumbes de inmuebles, entre totales y parciales, además de unos 500 postes eléctricos caídos y muchísimos árboles. En Mayabeque, más más de 650 viviendas tuvieron daños significativos.
En Artemisa, por su parte, se contabilizaron más de 15 450 casas y 10 400 postes de telefonía y electricidad afectados, junto a 74 kilómetros de tendidos eléctricos y averías en 174 establecimientos comerciales y productivos.
En un contexto marcado por el deterioro de los indicadores productivos de la agricultura, unas 15 000 hectáreas de cultivos fueron dañadas en la provincia, de las cuales solo se han podido recuperar menos de 1000 y acopiar 546 toneladas de alimentos.