El Día de la Victoria, el feriado secular más importante de Rusia, celebra dos pilares básicos de la identidad del país: la fortaleza militar y la rectitud moral. Pero este año, la guerra en Ucrania arroja una sombra sobre los dos.
El feriado del martes conmemora el 78vo aniversario de la rendición alemana en la II Guerra Mundial tras una imparable ofensiva del Ejército Rojo que expulsó a las fuerzas alemanas desde Estalingrado, en el corazón de Rusia, hasta Berlín, a unos 2.200 kilómetros (1.300 millas).
La Unión Soviética perdió al menos 20 millones de personas en la guerra. Desde entonces, el sufrimiento y el valor que costó la derrota alemana han sido piedras angulares de la identidad rusa.
Sin embargo, muchas regiones cancelaron sus actos del 9 de mayo por preocupaciones de que pudieran ser blanco de ataques ucranianos. El famoso desfile militar en la Plaza Roja de Moscú se mantuvo tras las afirmaciones rusas de un intento de ataque ucraniano con drones contra el Kremlin, cuyas torres se alzan junto al lugar del desfile.
Pese al temible armamento que recorrerá la plaza, la incapacidad de Rusia para hacer avances en Ucrania enturbia la imagen de invencibilidad de su ejército.
La campaña rusa tomó amplias extensiones del país vecino en las primeras semanas de la invasión, pero después renunció a su intento de llegar a Kiev, tuvo que retirarse en el norte y el sur de Ucrania y no ha conseguido tomar Bájmut, una pequeña ciudad de dudoso valor, pese a meses de combates extraordinariamente duros.
Se espera que el presidente, Vladímir Putin, elogie en su discurso durante el desfile la determinación del Ejército Rojo para derrotar al nazismo y reitere su afirmación de que Rusia tiene la superioridad moral en los combates contra un supuesto régimen nazi en Ucrania, un país con un presidente judío.
Pero los misiles que llueven sobre objetivos civiles en Ucrania le han supuesto a Rusia una condena internacional generalizada, y los países occidentales que unieron fuerzas con Moscú para derrotar a la Alemania nazi han enviado armas por valor de miles de millones de dólares a Ucrania.
Los analistas están divididos en si el incidente de drones del 3 de mayo en el Kremlin fue un ataque genuino o uno de falsa bandera para justificar un aumento de la ferocidad de los ataques de misiles contra Ucrania. Cualquiera de las dos explicaciones supone un riesgo de aumentar la sensación de inseguridad para los rusos, ya intranquilos por otros ataques, probablemente cometidos por Ucrania o por opositores en Rusia y que se han incrementado de forma drástica en las últimas semanas.
Explosiones de bombas hicieron descarrilar esta semana a dos trenes de mercancías en la región de Bryansk, que hace frontera con Ucrania. En una reacción llamativa, las autoridades de la región no culparon a Ucrania, lo que podría ser un intento de minimizar la capacidad ucraniana de realizar sabotajes.