México sorprendió al mercado con una inflación de 5.18% a tasa anual en junio del 2023, la más baja desde marzo de 2021, según los datos del Inegi. El descenso se debió a una caída en los precios de los alimentos y los energéticos, que compensó el aumento en las mercancías y los servicios.

La inflación de junio se ubicó por debajo de las expectativas de los analistas, que esperaban un nivel de 5.30%, y dentro del rango previsto por el Banxico, que anticipaba una inflación entre 5.0% y 5.4% para el segundo trimestre del año.

Sin embargo, la inflación sigue estando por encima del objetivo del Banxico, que es de 3% +/- 1 punto porcentual. El banco central ha mantenido la tasa de interés de referencia en 10.91% desde diciembre de 2022, argumentando que el repunte inflacionario es transitorio y que espera una convergencia gradual hacia su meta.

¿Qué factores explican la baja de la inflación en junio?

La baja de la inflación en junio se debió principalmente a una disminución en los precios de los alimentos, bebidas y tabaco, que pasaron de un incremento de 1.01% en mayo a una caída de 0.16% en junio. Este comportamiento se explica por una mayor oferta y una menor demanda de algunos productos agrícolas, como el jitomate, el limón, el aguacate y el chile serrano.

También contribuyeron a la baja de la inflación los precios de los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno, que tuvieron un aumento de 0.23% en junio, menor al 0.67% de mayo. Esto se debió a una menor presión al alza del precio internacional del petróleo y a una reducción en las tarifas eléctricas en algunas ciudades.

Por el contrario, los precios de las mercancías no alimenticias y de los servicios tuvieron incrementos mayores en junio que en mayo, debido a una mayor actividad económica y a un efecto base derivado de las medidas sanitarias implementadas el año pasado para contener la pandemia.

¿Qué se espera para los próximos meses?

Los analistas consultados por el Banxico esperan que la inflación cierre el año en 4.67%, lo que implica una disminución respecto al pronóstico anterior de 5.02%. Para el 2024, la expectativa es que la inflación se ubique en 3.50%, dentro del rango objetivo del banco central.

Estas proyecciones se basan en la hipótesis de que no habrá choques externos o internos que afecten los precios, como un aumento significativo en el precio del petróleo o una depreciación abrupta del peso frente al dólar. También se asume que el Banxico mantendrá una postura monetaria prudente y que el gobierno federal respetará la disciplina fiscal y la autonomía del banco central.

No obstante, existen riesgos al alza para la inflación, como una mayor demanda agregada derivada del proceso de vacunación y reapertura económica, o una mayor inflación importada por el incremento en los precios internacionales de las materias primas y los bienes intermedios.