En el mundo Godín de hoy es muy común voltear por toda la oficina y ver a mil personas estresadas, y aclaro, no tiene nada que ver con que no disfruten su trabajo, sino que siempre existen días buenos y malos. Cuando nos estresamos entramos a un estado que puede ser objetivo o subjetivo. Debemos aprender a diferenciarlos para que no afecten al 100% nuestra salud.
Al sentir cierto estrés se activan nuestros órganos, entrando en alerta aumentada, que cesa cuando la respuesta es favorable. Sin embargo, en personas que hacen frente al estrés de una forma inadecuada, la respuesta no termina, aunque haya desaparecido esa causa que provocó el malestar, y tiende a complicarse la salud.
Pero OK, como dijimos, es normal que se estresen ciertos días en la chamba AUNQUEEEE, tomen en cuenta que, si su “estrés” sigue por muchos días, cero es normal. ¿Fatiga crónica o estrés? La fatiga crónica es un signo físico y mental que nos hace tener una serie de cambios conductuales, fisiológicos y psicológicos inducidos por el desempeño prolongado de una tarea ¿les suena?, ah y también recuerden que este cansancio se prolonga durante más de ¡seis meses!
O sea, si su estado irritable ya les duro más de seis meses, ustedes no tienen estrés, sino fatiga crónica y tendrán que ir con un gerontólogo.
La Dra. Rosa Elisa Rivera Castillo, Gerontóloga Médica, quien cuenta con un Máster en Neurociencias y es experta en este padecimiento nos comenta que problemas son los que están asociados:
- Infecciones
- Trastornos inmunológicos
- Hipotiroidismo
- Depresión
- Estrés elevado
El agotamiento que experimentan los pacientes con fatiga crónica no es en absoluto comparable al cansancio que padecen las personas sanas tras un par de noches en vela o un día de trabajo intenso. Por eso es importante checar a tiempo las señales de alerta y actuar con rapidez para que el problema no avance.
fuente: moi