El presidente turco Recep Tayyip Erdogan, que ha gobernado su país durante 20 años con mano cada vez más dura, se encontraba el domingo enfrascado en una reñida contienda electoral en la que no se había descartado la posibilidad de que haya una segunda vuelta mientras se computaban los últimos votos.
Los resultados, ya sea que se anuncien en unos días o después de que se lleve a cabo una segunda ronda en dos semanas, determinarán si el aliado de la OTAN con territorio en Europa y Asia seguirá bajo el control de Erdogan o reanudará un trayecto más democrático según promete su principal contrincante, el líder opositor Kemal Kilicdaroglu.
En un discurso ante sus partidarios en Ankara, Erdogan dijo que aún podía ganar, pero respetaría la decisión del país si la contienda tiene que definirse en una segunda vuelta.
“Aún no sabemos si las elecciones concluyeron en la primera ronda… Si nuestra nación ha elegido para una segunda vuelta, eso también es bienvenido”, declaró el mandatario el lunes en la madrugada, e hizo notar que aún falta computar los sufragios de ciudadanos turcos que viven en el extranjero. En 2018 él se llevó el 60% de los sufragios emitidos fuera del país.
Con casi el 95% de las urnas escrutadas, el conteo extraoficíal indicaba que Erdogan tenía el 49,6% de los votos, según la agencia estatal Anadolu. Kilicdaroglu llevaba el 44,7% luego de que se redujo la brecha entre los dos.