En el tradicional Mercado de la Cruz, en Querétaro una señora saluda afanosamente al aspirante independiente a la Presidencia, Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”.
“Lo he visto en la tele, me da mucho gusto conocerlo, me gustan sus canciones”, dijo la mujer, cuyo comentario provocó risa entre los presentes.
Es su primer evento público, después del primer debate presidencial, el gobernador de Nuevo León con licencia propuso “mocharle la mano” a los servidores públicos corruptos.
Aquí, entre comerciantes, estibadores, tablajeros, marchantas, dividió opiniones en favor y en contra de su propuesta.
“No sólo la mano, queremos pena de muerte para todos los delincuentes”, le dijo un comerciante de productos de plásticos.
“Eso es un gran retroceso para la humanidad, no es gracioso decir eso, sea serio, ese es un discurso retórico”, le reclamó otra mujer.
“El Bronco” dijo que los mexicanos tenemos que “mocharnos el miedo a proponer cosas”, pero aclaró que debe ser la autoridad quien aplique la Ley.
Durante su recorrido se encontró con el señor Ignacio Guerra, quien en 2002 fue golpeado por los guardaespaldas del entonces gobernador Ignacio Loyola, quien lo encaró al señalar en una cartulina si se “mocharía” las manos por “robarse” la candidatura presidencial.
Rodríguez Calderón entró a una carnicería, se puso el mandil blanco y comenzó a cortar filete.
“Lo voy a hacer con mucho cuidado, no me vaya a cortar la mano yo solo”, dijo el aspirante presidencial.